Guía espiritual para novatos

Nunca he sido una persona religiosa. Solo rezaba para aprobar algún examen que estuviese en la cuerda floja o librarme de una reprimenda. Hice la comunión sin un ápice de fe, por sumarme al carro de mis compañeros de clase, aunque ir a catequesis lo recuerdo como un castigo. Si bien defiendo que cada uno sea libre de creer y practicar sus propias creencias, soy incapaz de sentir algún tipo de conexión con la iglesia católica (aunque acuda a todos los actos protocolarios familiares).

A pesar de eso hubo un tema que sí caló en mí y fue la vida después de la muerte. Al empezar el instituto empecé a investigar sobre otras religiones del mundo y acabé leyendo sobre el budismo, que pese a considerarse una de las grandes religiones orientales, es más bien una filosofía de vida. El pensamiento budista es no teísta y se centra en ayudar al ser humano a liberarse de los problemas que le ocasionan sufrimiento y conseguir así llegar a un estado de paz o nirvana. Un recorrido que se lleva a cabo a través de la práctica de la meditación y el cuidado de la mente y el cuerpo a través de un estilo de vida consciente. Otra de sus llamativas características es que no promueve el concepto "pecado" ni la imposición de una serie de reglas, sino que ofrece consejos para poner en práctica y alcanzar una vida sana y equilibrada. Tampoco diferencia a personas buenas y malas, para el budismo el bien y el mal son aspectos inseparables del ser humano, por lo que podemos actuar de ambas maneras en determinados momentos.

Aquí apareció el término karma y mi favorito, la reencarnación. La posibilidad de vivir diferentes vidas en diferentes cuerpos para continuar aprendiendo lo que no te ha dado tiempo a aprender en tu vida actual.

Conversaciones en un aeropuerto portugués

Volviendo de unas vacaciones con mis amigas empezamos a hablar de temas espirituales y me di cuenta de que Eugenia tenía mucho que decir al respecto. Estábamos en el aeropuerto de Faro con un café excesivamente caro y el cansancio acumulado debajo de los ojos. Hacíamos tiempo para embarcar cuando se nos cruzó un cable y empezamos a divagar alrededor de un montón de temas sobre la vida y su significado, así como su final. Nada más llegar a su casa me prestó uno de sus libros. En apenas dos semanas me compré otro del mismo autor.

Abrir la mente

Como buena primeriza en la espiritualidad empecé pisando fuerte sin saber lo que se me venía encima. El mejor consejo que puedo dar a aquellos interesados en este mundillo es que: Para leer libros espirituales necesitas dejar a un lado tus propios prejuicios o la objetividad. Si bien ser crítico es algo necesario, no se puede coger un libro con la idea de desmontarlo sin darle opción. Tú lees fantasía, ciencia ficción o thrillers sin poner en duda la veracidad de los hechos porque cumplen su función, el entretenimiento. No cuestionas el mecanismo de una nave espacial, ni el apocalipsis zombi que ocurre pocos años más adelante, o por qué tal personaje se muere por un corte en la mano si desde el punto de vista médico no estaba en peligro. Entonces, ¿por qué no hacer lo mismo con la espiritualidad?

Partí de la base de que llevaba meses obsesionada con el paso del tiempo y la muerte. Me generaba mucha ansiedad pensar en lo limitada que es la vida, lo rápido que pasa el tiempo y la frustración de ser incapaz de vivir con la mente en el presente. Las preocupaciones iban en aumento y empecé a tener pesadillas recurrentes y un miedo insano. Traté de hacer un seguimiento de esos miedos, a modo de autoterapia, apuntando cuando se me venían a la cabeza en una libreta, que pronto se convirtió en un diario de emociones.

Así que, al escuchar hablar de estos libros que abordaban algunos miedos como el mencionado, no dude. Cogí "Muchas vidas, muchos maestros" y empecé a leer.

En él, Brian Weiss comparte las sesiones con una paciente que le cambio la vida e hizo adoptar una nueva manera de entender la terapia. Está planteado de tal forma que vas dándote cuenta a la vez que el de lo que ocurre, leyendo sus pensamientos, conclusiones y dudas. A través de esta mujer, Weiss tendrá conversaciones profundas y reveladoras con lo que parece ser una conciencia mayor, independiente a la paciente. 

(Nota: Si bien he sido bastante escéptica con muchas páginas de este libro reconozco que he sacado algunos apuntes muy interesantes, así como conclusiones de cara a futuras lecturas)

La primera de ellas fue entender que si para una persona esta forma de terapia está siendo de ayuda no tengo nada que decir al respecto. Si a través de esas hipnosis el paciente visualiza una serie de vivencias que le ayudan a superar traumas, sanar heridas o mejorar significativamente, ¿Que importa que sean producto de su subconsciente y nunca hayan existido? Yo misma criticaba que la psicóloga a la que iba fuese tan poco práctica durante las sesiones. A medida que la mujer acudía a la consulta de Weiss notaba que todos esos aspectos que le atormentaban pesaban menos. La importancia de esto radica en que si para ella las visiones que tenía durante la hipnosis eran reales, no necesita convencer a nadie más de su experiencia o validez. Solo utilizarlas a su favor.

Realmente no podemos convencer a todo el mundo de estas ideas ni tampoco desmentirlas, lo que me lleva al punto inicial de la importancia de respetar que existan pacientes que confíen en este tipo de terapias y consigan mejorar aferrándose a la esperanza. 

La segunda idea que he sacado de este libro, mi favorita, es ver "la vida como algo infinito, jamás morimos porque jamás nacimos, si no que pasamos por distintas fases". No hay final porque somos energía y el cuerpo solamente un medio de transporte que pese a ser caduco, no afecta al alma, que sigue adelante aprendiendo lecciones. Realmente está comprobado científicamente que estamos hechos de energía y la energía no muere, se transforma, por lo que la muerte tal y como la conocemos solo corresponde a la parte física.

Leer sobre vidas pasadas y futuras, energía que fluye de cuerpo en cuerpo y la posibilidad de reencontrarte con las personas de tu entorno de nuevo me pareció bonito y quizás es justo lo que necesitaba. Confiar en que las personas que quiero no se van para siempre, sino que vuelven, en otros cuerpos, en otras caras, en otro espacio. Sería egoísta, desear que siempre volviesen a nuestro lado, limitaríamos la vida del resto a nuestras necesidades, por lo que pensar que pueden estar viviendo a la vez otras experiencias es una idea preciosa.

Igualmente, Weiss comenta en el libro que según casi todos los especialistas que han abordado este tema metafísico, los grupos de almas tienden a reencarnarse juntos una y otra vez a lo largo de muchas vidas, para elaborar el karma, que viene a ser las lecciones a aprender. De esta manera, nuestra familia o amigos podrían aparecer en nuestras vidas futuras en distintos papeles. Rotando los "puestos" aprenderíamos diferentes perspectivas de la vida para que nuestra alma siga enriqueciéndose.

Tanto si nos reencarnamos en grupo o por separado, sigue siendo una creencia bonita en la que apoyarse a la hora de afrontar una pérdida o hacer las paces con la muerte.

Conexiones inexplicables

Lo cierto es que muchas personas sienten conexión con temas, lugares, idiomas, culturas lejanas, que nunca han conocido o visitado. Una especie de atracción que este libro da respuesta asociándolo a que hemos vivido en infinidad de países y cuerpos, masculinos y femeninos, de todas las edades. Quizás esa atracción que siempre ha sentido mi abuela hacia Egipto se debe a que hace unas cuantas vidas vivió en una casita a las orillas del río Nilo, o mi madre, que leía incansablemente temas de la Segunda Guerra Mundial, estuvo en alguno de los países que sufrieron el régimen nazi.

Respaldando estas teorías estarían los supuestos casos de niños que recuerdan memorias o datos específicos, siendo aún muy pequeños. Es curioso y al mismo tiempo inquietante que se den este tipo de situaciones y de repente no vuelvan a recordar nada. Precisamente uno de mis tíos le dijo a su madre (que se estaba maquillando) que "él también se pintaba los labios cuando era viejita", una frase que descolocó por completo a mi abuela y a mi madre. Poco después no era consciente de haberlo dicho.

Encontrar tu propia paz

Leer sobre múltiples vidas no ha anulado por completo mi miedo a la muerte, pero sí que me está ayudando a desaprender todas las ideas negativas sobre ella para poder afrontar los duelos de una manera más calmada y poder ayudar a las personas que me rodean en esos momentos. Aunque a muchos les pueda parecer una idea demasiado romántica o directamente pura fantasía, pensar que no solo tenemos una vida es una esperanza para aquellas personas que han perdido a alguien cercano o están ante el final de su vida.

Por eso, aunque este libro no sea puramente religioso, me ha servido para acercarme a todas esas personas que se aferran a la fe cuando se encuentran en circunstancias difíciles, próximas a la muerte o simplemente quieren sentirse bien. Al final, todos necesitamos encontrar nuestra propia paz.




Lucía



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