El porno y las putas, violaciones socialmente aceptadas
Hace meses, cuando el blog era solo una idea fugaz, escribí un borrador sobre la prostitución, poco después decidí ampliarlo al porno. Tras informarme, leer experiencias y una gran labor de paciencia hacia un tema que me horrorizaba hoy publico esto.´
¿Cómo está la situación en España?
España es el tercer país del mundo en consumo de prostitución, siendo líder en Europa y considerado el "paraíso del sexo" de pago. La demanda existente nos muestra una situación peligrosa, cuatro de cada diez hombres, un 39% han pagado en alguna ocasión a una prostituta. El 90% de mujeres que se dedican a ella admiten haber sufrido coacción, engaño o explotación en algún momento de sus vidas, un 80% son víctimas de trata. Hasta hace no mucho, en el año 2017, El País publicaba los conocidos “anuncios de relax”, vendiéndonos a las putas como quien vende un día en un balneario.
Algunos estudios marcan la cifra de dinero alcanzada anualmente por la prostitución en nuestro país entre los dieciocho y veintidós millones de euros, otros matizan unos 5 millones de euros al día, dejando un misterio alrededor de las cifras exactas.
La localización de estos espacios es múltiple: hoteles, discotecas o salones de belleza se han convertido en prostíbulos recurrentes en ciudades de España, como Barcelona o Madrid, donde en septiembre de este mismo año una mujer que acudía a hacerse las uñas se encontró con una fila de hombres de avanzada edad. Ante esta sorpresa se descubrió lo que había detrás de un escaparate normal de estética, un espacio dedicado a la prostitución.
Por otra parte, "El 10,6% de los jóvenes de entre 15 y 29 años reconoció haber consumido prostitución (el 4,8% más de una vez en su vida)" un porcentaje alto teniendo en cuenta que ya no nos estamos refiriendo a personas de edad avanzada, de otra generación y que nos recuerda la importancia de actuar ya.
Paralelamente, al menos 150.000 familias viven en España de la prostitución. Algo que no implica exclusivamente el contacto sexual, ya que requiere de trabajadores que gestionen las citas, los espacios, la limpieza... y que llevó a miles de mujeres a protestar este año en contra de la propuesta del Gobierno para abolir la prostitución.
No se puede regularizar
Maquillamos una realidad que va de la mano de la trata y la esclavitud con el término “trabajadoras sexuales”. Tratando violaciones pagadas como “servicios”.
Leyendo el libro de "Las ocultas" por Marta Elisa de León, entendí mejor la imposibilidad de llevar a cabo la regularización. A través del testimonio de la escritora pude sentir un sinfín de emociones que me obligaron a interrumpir la lectura para tomar aire. No es fácil de leer ni de aceptar que eso ocurre a diario mientras vives en tu posición privilegiada, pero sí necesario para entender mejor la importancia de la abolición del llamado "oficio más antiguo del mundo". Gran parte de las mujeres que se prostituyen se lo ocultan a su familia o personas de su entono, por lo tanto, ¿Realmente aceptarían que figurase en un documento su labor? Esa vida de la que muchas intentan escapar y otras son incapaces de salir porque se han enredado en un bucle no es algo que quieran admitir públicamente y no se les puede obligar a hacerlo. Siendo sinceros si tú trabajases como puta, quisieses dejarlo y buscar otro trabajo, sabiendo las complicaciones que vas a encontrar al presentar tu antigua profesión en cualquier lugar, ¿De verdad lo llevarías de una manera tan trasparente?
El problema no es la prostitución que haya ejercido, lo es cómo está visto socialmente y las dificultades que esa persona va a tener si cuenta con eso en su "currículum", solo hay que echar un vistazo alrededor para ver los estigmas que existen con tan solo el género, sexualidad o apariencia. No estamos lo suficientemente evolucionados para ofrecer un entorno seguro y pacífico para la transición de esas mujeres a otro espacio laboral.
Otro problema derivado sería como se vería a esa mujer en el trabajo (poniéndonos en el caso de que llega a ser contratada) o bien como una víctima, como alguien que no quiso trabajar y se fue a lo "fácil", como una guarra, una mujer florero, que no se respeta a sí misma, etc. Si ya de por sí somos el foco de comentarios sexistas, abusos, sexualización constante y una gran infantilización, ¿Cómo sería el trato hacia esa mujer? No sería nada raro que los cuchicheos, las miradas, comentarios, o incluso insinuaciones que llegan a convertirse en acoso se conviertan en su día a día. Regla de tres, si es puta es fácil, si se metió a eso se merece que ahora la tratemos de forma diferente o nos sobrepasemos, porque ella no esconde su pasado y parece que está orgullosa de haberse dedicado a la prostitución.
Pensar que regular la prostitución eliminaría el mercado negro que existe en ella es no ser realista. Seguirá existiendo tráfico de personas, seguirá existiendo estafa, jóvenes engañadas que piensan que vienen a trabajar a un lugar y acaban en prostíbulos o casas, escondidas y aisladas sin poder pedir ayuda; seguirán llevándose gran parte del dinero las cabezas de esos espacios, seguirán malviviendo las putas, trabajando en horarios abusivos, siendo forzadas, seguirán condenadas a esas cuatro paredes, a esa vida de ir y venir de personas, de dolor, fingir placer y cumplir los deseos que el que paga les pide; seguirán contrayendo enfermedades, quedándose embarazadas, sufriendo la violencia de quién no quiere utilizar condón, de condiciones indignas, de mentiras y esconder la realidad para no preocupar a su familia, si es que tienen. Seguirán en esa vorágine, pero solas, a escondidas de la ley, de la sociedad, de las personas, porque no sirve de nada poner una ley que regule algo que nunca se podrá regular.
La importancia del contexto individual
Por otra parte, si bien me centro en los testimonios de supervivientes que han tenido experiencias traumáticas, volcándose ahora en la lucha abolicionista, ¿Qué pasa con las mujeres que quieren mantenerla? Es importante entender que existen mujeres que quizás tienen hijos, padres o madres enfermas, viven en la pobreza o vienen de países o familias desestructuradas, son incapaces de pagarse los estudios o de conseguir un trabajo porque no conocen el idioma ni tienen papeles. Esta situación de vulnerabilidad, pobreza, o supervivencia es lo que empuja a muchas mujeres a esta industria, de venta de cuerpos y miradas tristes.
Como contraposición, también existen casos de prostitutas que no tienen esas características y comienzan a ejercerla por multitud de razones, como curiosidad, complemento monetario a otro empleo, morbo, que nada tienen que ver a lo anterior y no por ello se las debe de excluir. Que haya casos de mujeres que ejerzan la prostitución sin estar condicionadas por ese entorno problemático, no las exime de los problemas y discriminaciones derivados de meterse en ese mundo y, por lo tanto, aunque entrar por necesidad o elección parezcan motivos distintos, la realidad que hay dentro es aplicable para ambos.
Viéndolo desde el punto de vista puramente laboral, es lógico que si ves amenazado un empleo que a ti personalmente no te ha generado conflictos, te resulta cómodo porque gestionas tus propias citas y te aporta sustento económico para vivir, es normal que la primera postura sea la negación. Nadie quiere quedarse en paro, sin saber cómo pagar el alquiler o la compra la semana que viene.
El punto no es luchar contra estas mujeres para arrancarlas de estos espacios a la fuerza. Es proporcionarles una alternativa para que ellas mismas vean que hay opciones, que no es un ataque personal, sino una herramienta de transición a una vida de mayor calidad y seguridad. Marta Elisa de León comentaba en su libro un ejemplo que resume muy bien lo que es la prostitución, "Cuando tú trabajas de limpiadora tú estás utilizando una escoba; sin embargo, en la prostitución tú eres esa escoba"
La cuestión no es proteger, es darle a ellas las herramientas para que puedan salir de ese entorno, que tengan una vida mejor por decisión propia.
Y con el porno que pasa
Negar la realidad del porno es querer seguir con una venda en los ojos ante otra de las grandes problemáticas por excelencia. Los máximos responsables de la web Pornhub dimitían este verano ante la revelación de nuevos vídeos ilegales subidos. Un escándalo más que se suma a las denuncias por contenido sexual no consentido o incluso a menores de edad. La respuesta de MindGeek, la empresa pornográfica líder que está detrás de numerosas páginas de contenido erótico, ha sido "aplicar medidas de seguridad más amplias". Estamos hablando de violaciones, pero como veo que no cala suficientemente, estamos hablando de abusos sexuales a niños y niñas que circulan en una página web pública. No son casos turbios escondidos en Internet, son vídeos al alcance de la mano de cualquiera que teclee en el buscador. Como se puede reaccionar ante esto proponiendo medidas, revisando los videos para eliminarlos con mayor rapidez. No tiene sentido que estas empresas condenen el tráfico sexual, el abuso sexual infantil y la explotación o se pongan el icono morado el Día de la Mujer mientras se lucran de todo este contenido, albergando violaciones de menores desaparecidas que fueron encontradas por los vídeos subidos a la plataforma. En nuestro país se aproxima que esta industria mueve alrededor de 400 millones de euros, una cifra que ya asusta, pero al elevarse a todo el mundo asciende a 100.000 millones, siendo un 10% de esta procedente de Estados Unidos. Hablando de consumo, España está en el top 13 de países que ve más porno.
Datos explicados pasamos a reflexionar sobre el acceso a este contenido en una de la franja más vulnerable. Los menores de edad empiezan cada vez más pronto a investigar en estos portales, motivados por la curiosidad y las hormonas. Estamos permitiendo que puedan encontrarse con vídeos de violaciones, con maltrato, golpes, comportamientos violentos en una de las edades de mayor influencia externa. No quiero abrir un debate de que los menores consuman o no porno, porque el problema real aquí reside en cómo se hace ese porno, que implica, que enseña y donde está el consentimiento y los límites. La información visual que se recibe en todos estos espacios es importante y un conocimiento que luego se puede llegar a aplicar en la vida real (pero de todo esto se podría hacer una entrada aparte) ¿Es esta la educación sexual correcta? La que se basa en plataformas con contenido ilegal y que vulnera los derechos humanos.
Molesta y mucho porque...
El sexo no es un derecho, ni la prostitución un trabajo. Nadie nace para ser puta, ni me parece honesto tratar de blanquear lo que es, un agujero negro que arrastra todo lo que tiene cerca. Intentan legalizar la compra venta de seres humanos con discursos empoderantes basados en OnlyFans, las nuevas plataformas y la idea errónea de que si tú gestionas el negocio o eres consciente de la explotación estás siendo totalmente libre.
No existe el privilegio en la prostitución, como tampoco el consentimiento, no seremos libres hasta que dejen de comercializarse los cuerpos, los vídeos, las fotos. No seremos libres hasta que nuestro placer nos pertenezca y no haya mujeres obligadas a fingirlo, mientras sufren el dolor de perderse a si mismas. No seremos libres mientras no exista ni un solo país que pueda afirmar haber alcanzado la igualdad.
Las mujeres no somos juguetes, ni máquinas de placer, no somos un coche, para alquilarnos, ni un saco de boxeo, para recibir la frustración de ningún hombre. No queremos ser putas ni que nos violen, pero seguimos viviendo las consecuencias de un ciclo de violencia estructural que no termina, sino que se transforma, cambia y adapta con el tiempo.
Lucía.